¿ Coaching o psicoterapia?

La palabra “coaching” es cada día más conocida por todos. Sin embargo, hoy por hoy todavía resulta difícil diferenciar entre una psicoterapia y un proceso de coaching. Yo como psicóloga clínica y coach profesional me gustaría daros unas pinceladas básicas sobre ambas disciplinas y ayudaros a entender en qué consisten.

El coaching y la psicoterapia son dos formas diferentes de psicología aplicada. Como tal, tienen el mismo objetivo, es decir, promover el bienestar y el desarrollo humano mediante apoyo psicológico en momentos de crisis, conflictos y necesidades de crecimiento personal.

Donde encontramos diferencias es en su metodología. El psicólogo tiene una figura de experto frente a su paciente, al cual le ofrece consejo y orientación. El coach, sin embargo, tiene una figura más de tu a tú con su cliente, no da opinión experta y promueve la conciencia de la persona. En psicoterapia, las herramientas y técnicas usadas varían en función del enfoque usado por el psicólogo (cognitivo-conductual, psicoanalítico, humanista, etc.). No existe un número de sesiones determinadas y no está centrado en objetivos.

El coaching está absolutamente centrado en trabajar los objetivos que el cliente quiere. Para ello, es fundamental la toma de conciencia, identificar los valores del cliente y derribar todas esas creencias limitantes que puedan surgir durante el proceso. La finalidad es conseguir la consecución de los objetivos mediante la acción del cliente. El número de sesiones en un proceso de coaching suele ser más reducido que en psicoterapia, suele durar unos 6 meses aproximadamente.

Por otra parte, coaching es una palabra de origen anglosajón que significa “entrenamiento”, y de eso se trata!. El objetivo del coach es entrenar mentalmente a su cliente, potenciando cada una de sus fortalezas y habilidades y favoreciendo su crecimiento personal. Se trabaja desde el presente para mejorar el futuro. La psicoterapia, en cambio, aunque finalmente también potencia el crecimiento personal del paciente, se centra más en resolver conflictos y/o síntomas. Para ello, se trabaja mucho en experiencias pasadas vividas por el paciente.

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