Silvia quiso enfrentarse a su timidez, tenía el objetivo muy claro: “No quiero ser tan tímida pues me impide hacer más amigos de los que tengo, también preguntar en clase mis dudas y siento que dejo de hacer muchas cosas por ello”.
El objetivo de esta adolescente de 14 años es fundamental que se defina bien para que tenga el efecto deseado. Uno de los puntos claves para que un objetivo esté bien definido es que sea en positivo. ¿Por qué en positivo? Porque el cerebro no registra el “no”. Imaginad que os digo: “No penséis en una hormiga azul”. Lo primero que os vendrá a la mente es esa hormiga azul, la única fórmula de evitar pensar en la hormiga azul es pensar en otra cosa, por ejemplo en un elefante rosa.
Lo mismo pasa con los objetivos, en el momento que los definimos en negativo, todo lo que pase a nuestro alrededor girará en torno a lo que no queremos conseguir.
El simple hecho de transformar el objetivo en afirmativo “quiero soltarme y ser valiente” ya provocó cambios importantes en la vida de Silvia.
Además definimos una serie de acciones donde quería soltarse y ser más valiente.
Tras el proceso de coaching ha notado grandes cambios en su vida e incluso el hecho de pensar que era tímida todavía acentuaba más su timidez. Ahora se ha dado cuenta que no lo era tanto.
Está muy contenta con los resultados. ¡Enhorabuena!