Poner límites en nuestras relaciones con los demás es una asignatura pendiente para muchos de nosotros.
Poner límites es aprender a decir NO a situaciones que no son de nuestro agrado y que atentan a nuestra persona y autoestima.
Relaciones que nos generan estrés, tristeza, ansiedad, malestar y que están basadas en la manipulación, burla, reproche, insulto, reclamo de tiempo y energía, e incluso en el maltrato, no son buenas. No obstante, por desgracia se vuelven adictivas.
Normalmente el miedo es el factor predominante a que no nos respetemos, ni respetemos a los demás, como por ejemplo el miedo al rechazo, a estar solos, a perder a personas que queremos, a no ser aceptados, a que nos marginen…
Por lo tanto, es muy importante que hagamos lo que nos haga sentir bien, que nos sintamos orgullosos de nosotros mismos y que nos respetemos y amemos.
El primer paso sería darnos cuenta del problema, analizar lo que queremos y como vamos a actuar, para ello necesitamos fuerza, valor y coraje.
Todo cambio es un proceso en el que posiblemente haya dolor y nos cueste seguir adelante, no obstante la recompensa y el resultado será más beneficioso para todos, pues incrementará nuestra autoestima, nuestra confianza y las relaciones serán sanas.
Habrá personas que aceptarán el cambio y seguirán a nuestro lado y otras que se alejarán, lo cual no importa, pues vendrán otras nuevas que nos aportarán lo que necesitamos.