El valor de la libertad

Tomar las riendas de nuestra vida es fundamental para sentirnos realizados y plenos.

En el momento que elegimos, somos responsables de nuestras decisiones, y por tanto de nuestras acciones y nuestra vida.

El elegir tiene su lado negativo y positivo. El negativo es que si hacemos algo mal es nuestra responsabilidad, y asumiremos las consecuencias, al menos las consecuencias emocionales. La parte positiva es que nosotros podremos poner soluciones a cualquier situación.

En cambio si somos víctimas dejamos el control de nuestras vidas a merced de los demás, del entorno y del destino. Y por supuesto, no podremos cambiar ni progresar pues no estará en nuestras manos. El poder de nuestra vida está en los demás.
Además, cuando somos víctimas de nuestra vida tampoco reconocemos lo positivo, con lo cual no reforzamos nuestra autoestima.

Podemos ser víctimas en algunas áreas de nuestra vida, o con algunas personas. No necesariamente tenemos que ser víctimas en todo.

¿Cómo detectar que actuamos como víctimas? Una forma muy sencilla es detectando los “es que…” que decimos al día. “Es que mi jefe no me deja”, “es que mi novio se enfada”, “es que a mi amigo le gusta que vayamos al parque”.

También si nos damos cuenta que siempre estamos de acuerdo con los planes de otros y nosotros no proponemos planes, o no damos nuestra opinión.

Evitando tomar decisiones o dar opiniones o tomar partido en situaciones.

Podemos ser víctimas en el trabajo, con la pareja, con los amigos.

En el momento que asumimos nuestra responsabilidad, tenemos libertad para elegir nuestra vida y nuestro camino. La libertad es uno de los valores más preciados del ser humano.

Nelson Mandela decía: “Sólo los hombres libres pueden negociar; los presos no pueden firmar contratos. Su libertad y la mía no pueden separarse”.

A continuación un pequeño fragmento de la película BraveHeart en la que enfoca el objetivo de la lucha en defender el valor de la libertad.

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