SABER PONER LÍMITES COMO PADRES ES CLAVE

Hace unos días leía en la prensa que una niña de 13 años apuñaló cinco veces a otro menor de 14 años en el instituto en el que estudiaban.  Unos meses atrás escuché en las noticias como un niño Almería de tan sólo 15 años denunciaba a su madre por quitarle el móvil, pues parece ser que hubo un leve forcejeo entre el niño y la madre y eso pareció no aceptarlo el menor. Los numerosos casos de bullying que continuamente oímos en las noticias son cada vez más frecuentes y más violentos, acabando en no pocos casos en el suicidio de la víctima. Todos esos casos, desde mi punto de vista nos están enseñando una gran carencia de modelo educativo parental que cada vez es más común en nuestra sociedad: la falta de límites y permisividad.

Hemos pasado de un extremo al otro. Unas décadas atrás prevalecía un modelo educativo autoritario, en el cual los padres apenas escuchaban las opiniones de los hijos y decidían sin tener en cuenta sus gustos, apetencias o consideraciones. Hoy en día, vemos muy a menudo un modelo permisivo donde el hijo es prácticamente quien decide que hacer y cómo hacerlo y los padres asienten perdiendo su autoridad por completo. Este segundo modelo se caracteriza por la falta de límites, donde las normas son excesivamente laxas e incluso si no se cumplen no existen consecuencias. Los niños que crecen en un entorno sin normas toleran muy mal la frustración pues están acostumbrados que todo salga como ellos desean y que normalmente les conceden aquellas cosas que quieren. Este estilo educativo es claramente negativo pues cuando estos niños salen al mundo real empiezan a experimentar frustraciones con sus compañeros de clase, profesores, amigos,… pues no todo se adapta a su manera. Cuando esto ocurre, puede expresar su intolerancia a la frustración con cierta violencia e incluso en casos extremos con mucha agresividad.

Es importante que no confundamos autoritarismo con autoridad y que aprendamos a poner límites a los niños desde muy pequeños. Pues de lo contrario como dice el Juez de menores de Granada, Don Emilio Calatayud, corremos el riesgo de convertirles en pequeños delincuentes.

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