Padres, madres e hijos y las normas

Muchos padres y madres queremos lo mejor para nuestros hijos y queremos ser los mejores referentes. Queremos que nuestros hijos sean felices, que no sufran, que aprendan fácil, que sean inteligentes, que se sepan relacionar bien.

Y nosotros como padres y madres queremos hacerlo bien, darles lo mejor, no ser muy autoritarios, no gritar, decir las cosas desde la calma, educar de una manera que no les afecte negativamente, saber poner normas que funcionen, mantenerme firme con las normas que pongo, no ceder a la primera, en definitiva, ser los padres ideales.

La verdad es que la perfección no existe y como padres es un estrés buscarla constantemente, genera sensaciones de frustración y va acompañada de dudas constantes. Es normal que no lo sepamos todo, no hemos tenido una escuela de padres y madres, el aprendizaje nos lo ha dado nuestra propia experiencia. Y a veces, dentro de querer hacer lo mejor, nos equivocamos.

No obstante, es bueno saber y conocer pautas para la educación de nuestros hijos, sobre todo, en estos momentos, donde en las relaciones de padres a hijos podemos confundir algunos términos y los efectos de nuestra educación, por ejemplo confundir amor por protección, firmeza por falta de amor… y estas confusiones pueden llevar a entender erróneamente la educación y como educar a nuestros hijos.

Las consecuencias pueden ser que nuestros hijos se sientan perdidos, que tengan faltas de autoestima, no sepan gestionar algunas emociones, intolerancia a la frustración, carezcan de creencia de que pueden hacer algunas cosas, a que no valoren las cosas, a que no sepan que quieren en su vida…

Por ello, es importante poner normas en casa, las normas ayudan nuestros hijos a tener seguridad, saben lo que esta bien y mal, que es lo que los demás esperan de ellos y saben que es lo que tienen que hacer. Todo esto ayuda al orden físico y mental de los niños.

Aunque es cierto que muchas veces hay resistencias. Es fundamental que nos mantengamos firmes.

Podemos ser firmes con amor, no tengo porque crear hostilidad.

Es recomendable empezar desde pequeños a darles autonomía, que ellos realicen las tareas que les corresponden por edad. Cuanto más habituados más fácil será crear estas normas y su cumplimiento. A veces empezamos tarde poniendo normas o somos extremadamente flexibles con las mismas, ambos factores son contraproducentes pues favorecen el no cumplimiento.

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